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La semana que se marchó

Tres marchas multitudinarias marcaron la semana. Tres dimensiones sociales se manifestaron con sus respectivas reivindicaciones, complejidades y contradicciones. Atravesadas por distintas problemáticas, tensiones e intereses; ganaron la calle en un ejercicio de política que no se agota en la representación.

 

La primera de ellas fue la marcha docente, 70.000 almas reclamando por la apertura de la paritaria nacional. Se marchó desde el Congreso Nacional hasta el Palacio Pizurno, sede del ministerio de educación, pero fueron más de 20 cuadras.


La siguiente fue la marcha de la CGT, acordada los primeros días de febrero se llevó a cabo más de 30 días después, en la misma el triunvirato anunció una futura de medida de fuerza que sería para los últimos días de marzo o principios de abril. Aproximadamente 300.000 trabajadores, con empleo y sin él, inundaron las calles del centro porteño.


La última marcha fue la de las mujeres. Ruido a las 12 y una multitudinaria marcha a la tarde del 8 de marzo. El colectivo “NiUnaMenos”, decenas de agrupaciones políticas, sindicatos y miles de auto convocadas marcharon hacia Plaza de Mayo. Reclamaron contra el patriarcado, los machismos, los feminicidios y hasta contra las políticas de ajuste de Macri. También un sector pidió por la liberación de Milagro Sala.


Los docentes son todos K.



En eso se redujo gran parte de la estrategia del gobierno y de los medios afines para desprestigiar la marcha docente. Hablaron de “oportunismo político” y de “posiciones radicales”. Se buscó demonizar a los referentes sindicales.


Esta tendencia última se concentró principalmente en el titular del Suteba, Roberto Baradel, al que representantes del gobierno y los medios, tanto gráficos como audiovisuales no se cansaron de denostar. Baradel se mantuvo firme y se tuvo que bancar amenazas anónimas, editoriales insultantes, sospechas a su honestidad y hasta que periodistas de televisión pusieran en peligro a su familia. Enfrentarse al poder concentrado no es sin consecuencias.


Atrás quedó la campaña del Call Center de Marcos Peña y su “voluntariado”, arrasada por la reacción del público en general que rechazó mayoritariamente la bajeza comunicacional del PRO.


La marcha fue contundente y dejo en claro una de las tantas mentiras preelectorales de Mauricio Macri, donde anunciaba que en su gobierno los docentes “iban a cobrar bien”, y las hipocresías vertidas por él y el actual ministro de educación desaparecido en acción, Esteban Bullrich, sobre la importancia de mejorar el nivel de la educación púbica.


Desde el gobierno se intentó instalar que los docentes no se sentaban a negociar con la gobernadora Eugenia Vidal y de esa manera fragmentar en la opinión pública el reclamo. Sonia Alesso, titular de Ctera, en la marcha dejó bien en claro que el reclamo era a nivel nacional: “Lo que pedimos es que cumplan con la ley (…) La Ley de Financiamiento Educativo dice que el gobierno nacional debe convocar a los cinco gremios nacionales a la paritaria nacional para discutir salarios y el fondo compensador”.


En nuestra provincia en la semana los gremios desestimaron una irrisoria propuesta de aumento del 6 % ofrecido por el gobernador Bordet. Muchos docentes de Colón participaron de la marcha en Buenos Aires y otros se manifestaron en la ciudad.


La lucha por un reconocimiento salarial docente continúa y en el día de ayer se anunció cuatro días de paro nacional para los días 15, 16, 20 y 21 de este mes, ante un nuevo ofrecimiento paupérrimo a los docentes de la provincia de Buenos Aires y la resistencia del gobierno nacional a cumplir la ley y convocar a paritarias.


Las bases vienen marchando y los dirigentes postergando.


La convocatoria fue masiva, la más grande movilización sindical en lo que va del gobierno de Mauricio Macri, desde temprano comenzaron a concentrar los distintos sindicatos, algunos venían a pie otros en colectivo, venían de las provincias, ocupaban la 9 de julio que desbordaba de trabajadores, muchos se reunían en Plaza Constitución o cerca del Congreso.


Se sumaron las agrupaciones políticas del Frente Para La Victoria, la izquierda y las organizaciones sociales. Los oradores del acto, que se adelantó una hora, fueron el triunvirato de que conduce la CGT.


También acompañaron la marcha trabajadores no agrupados, preocupados por su situación económica, algunos angustiados por estar desocupados o por que el poder adquisitivo del salario va en franco retroceso.


Vinieron los discursos y los incidentes del final. Tanto la CGT como parte del periodismo quiso endilgar nuevamente al “diablo” los sucesos, fueron los K. Una letra que se está empezando a transformar en mágica por sus poderes de aglutinar un sin número de sucesos de las más diversas naturalezas. Por supuesto esas naturalezas son malas, diabólicas y toda la barbarie que se les pueda ocurrir.


En cambio, los que estuvimos ese día en la marcha, sabemos que el clamor popular de “paro general” iba desde todos los puntos de la misma, de las bases. Era común escuchar entre los compañeros alejados del palco preguntar “¿Qué fecha dieron para el paro?”. Los furcios del discurso dado por Héctor Daer tuvieron su corolario en la entrevista dada hoy a Clarín, parte de la patronal a la que parece responder.


El periodismo amarillo también se encargó de demonizar al peronismo, recordando a Herminio Iglesias, entre otros sucesos poco favorables a su historia. Intentó de esa manera tapar, lo que es un trabajo cada vez más arduo, desde su complaciente prensa: los trabajadores están pasando por su peor momento, desde antes del 2003 y exigen a la conducción cegetista que deje de jugar a favor del poder real y postergar el paro general.


La revolución es La Mujer.


El subtítulo a mucho/as les parecerá talvez exagerado pero lo cierto es que el futuro de las reivindicaciones humanas, en una gran parte pasa por lo que pueda hacer el gran colectivo feminista y las posibilidades que tiene aún de ganar terreno social dentro de su múltiples espacios de lucha.


Lo primero que maravilla y llama la atención del movimiento es que si bien hay conductoras no se yerguen de la misma manera, que por ejemplo la conducción perfectamente identificable de la CGT (fálica y hasta por ahí no mas). Sino que son un movimiento en este momento de pura base. Los nombres quedan en segundo lugar y lo que estalla en las calles es el clamor popular. Esa falta de liderazgos centrales que acaparen la dirección tal vez sea lo más identificativo y a la vez su rasgo más femenino del mismo. Se podría decir que ese estado de liquidez es lo que en la actualidad le da una potencia sin igual en los demás movimientos sociales.


Algunas de las consignas entre tantas fueron; “Las mujeres vamos a hacer temblar la tierra”, “No quiero flores, quiero tu respeto”, “No crío sumisas ni machitos”, “Ni mi short, ni mi ropa viola, asesina o justifica ataques, el machismo sí”, etc. Los hashtags en las redes: #NosotrasParamos, #NiUnaMenos, #VivasNosQueremos; expresaron de una manera contundente lo que se jugaba en la misma.


La manifestación estuvo plagada no solo de consignas sino que hubo mucho arte, radios abiertas, performance y cartelería de la más original. Se marchó en todos las ciudades de Argentina, desde la más pequeña hasta la más populosa.


El documento final de la marcha contuvo un espectro inmensamente amplio de reclamos y pedidos al estado, que iban desde los recortes de presupuestos a los programas contra la violencia doméstica hasta la mismísima política económica del macrismo. Fue tan amplio que por primera vez las trabajadoras sexuales fueron incluidas en el mismo, un gran logro de AMMAR, la asociación de mujeres meretrices que también participaron de la marcha y militan por los derechos de las trabajadoras sexuales.


Para el final, el perverso operativo montado por las fuerzas de seguridad con la complicidad de un militante neonazi que milita en la agrupación de Patricia Bullrich. Quienes efectuaron una razia extemporal y arbitraria que privó de su libertad y maltrató a aproximadamente 20 mujeres que participaron en la manifestación. Algunas de ellas colaboradoras de prensa que fueron agredidas solo porque querer cubrir los atropellos.


“Sí se puede/sí se puede/el paro a Macri/se lo hicimos las mujeres” y “Acá están los ovarios que la CGT no tiene” son algunos de los cantos que expresaron todo el poder femenino que hubo en las calles en contraposición a la dubitativa jerarquía sindical.









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